martes, 25 de diciembre de 2007

NAVIDAD


LA NAVIDAD CONSUMISTA

En contraste con las Niñas y Niños que en la carretera de Masaya están en los semáforos pidiendo reales hasta las 10 u 11 de la noche, están todas las luces de los grandes hoteles y restaurantes de lujo. Vivimos dentro del torbellino comercial de las compras y más compras, de los regalos y más regalos. Es el torbellino Consumista que tiene su dios y sus ídolos: Santa Claus y el dinero. Tiene también sus Santuarios: los grandes centros comerciales. Y todo esto en nombre o con el pretexto de la Navidad. Esta navidad comercial es buena noticia para los que tienen dinero, para los comerciantes, para los que reciben costosos regalos, para los Medios de Comunicación que rebosan de anuncios y más anuncios muy bien pagados.Bueno de esa Mesa rica también caen algunas migajas - como caían de la mesa del Epulón que critica el Evangelio. Migajas para los pequeños comerciantes, para los taxistas que hacen su agosto en diciembre, y para las Niñas y Niños pobres que reciben como gran cosa, un juguetito. Sin duda hay sus excepciones, hay gente que tiene dinero, que son justos en su trabajo y pago de salarios, y que comparte con buena voluntad unos regalos para las Niñas y Niños desamparados. También hay gente de clase media y gente pobre que comparte con los más pobres. Hay excepciones, pero en general el torbellino comercial y la competencia de regalos, nada tiene que ver con la Navidad Cristiana.


MARTA RAMOS(1º ED.INFANTIL)

martes, 11 de diciembre de 2007

EE.UU. usó niños huérfanos para experimentar contra el sida

En USA, con fondos federales, han probado vacunas contra el sida en niños huérfanos que estaban en hogares temporales esperando que los adoptaran, y sin brindarles la información correspondiente, lo que vuelve a exponer el problema ético de algunos investigadores en su afán de ganar fama y dinero.
A menudo, a los menores no se les proporcionó la protección básica concedida por ley federal y exigida por algunos estados.Las pruebas, financiadas por los Institutos Nacionales de la Salud (NIH), se generalizaron en mayor medida durante la década de 1990, cuando las agencias de colocación temporal de niños en familias adoptivas buscaban tratamientos aún no disponibles en el mercado para sus hijos infectados con el VIH.

En la práctica, se aseguró que los niños que esperaban ser adoptados, la mayoría pobres o provenientes de minorías, recibieran el cuidado de investigadores de talla mundial a cuenta del gobierno, disminuyendo su tasa de mortalidad y prolongando sus vidas. Sin embargo, también se expuso a una población vulnerable a los riesgos de investigaciones médicas y a medicamentos que se sabía provocaban serios efectos secundarios en adultos.


La investigación fue realizada en por lo menos 7 estados -Illinois, Luisiana, Maryland, Nueva York, Carolina del Norte, Colorado y Texas- e incluyó más de 4 docenas de estudios diferentes. Los menores eran desde recién nacidos hasta adolescentes, según entrevistas y registros federales. Varios estudios relacionados con estos niños reportaron que los pacientes sufrieron efectos colaterales como erupciones, vómito y caída brusca en el nivel de glóbulos blancos en la sangre, vitales en el combate contra las infecciones. En un estudio, los investigadores reportaron una tasa de muerte "perturbadoramente" más alta entre niños que consumieron mayores dosis de un medicamento. El gobierno proporcionó protección especial para los niños en 1983. Exigió que los investigadores y sus juntas supervisoras designaran defensores independientes para cualquiera de estos menores incluido en un estudio que involucraba más de un riesgo mínimo y no prometía beneficios directos.

Algunas agencias de colocación de niños exigieron protección sin importar los riesgos y beneficios. Sin embargo, investigadores y agencias de adopción señalaron a AP que los menores a menudo no recibieron tales defensores, aun cuando instituciones de investigación prometían hacerlo. Algunos funcionarios estiman que entre 5% y 10% de los 13.878 niños participantes en los estudios estaban en hogares adoptivos temporales. Más de 2 docenas de niños adoptivos de Illinois siguen participando en estudios. Algunos menores murieron durante la investigación, pero agencias estatales y municipales dijeron que no pudieron encontrar registros que atribuyan directamente alguna de las muertes a los tratamientos.

JOSEFA FERNÁNDEZ (1ºEd. Infantil)

viernes, 7 de diciembre de 2007

ADQUISICION DEL LENGUAJE, SUS REPRESENTANTES. (practica)

Chomsky:
Proclama que el lenguaje es un órgano mental, para él el lenguaje es una capacidad innata, un proceso de aprendizaje.

Piaget:
Completo la teoría de Chomsky y añadió la idea de que el lenguaje esta condicionado por el desarrollo de la inteligencia, es decir, que es innato pero que hay que trabajarlo para poderlo desarollasr.

la intención aparece en el estadio sensorio-motor, cuando el niño toma conciencia de un objeto y de esta manera lo establece para conseguirlo

Vigotski:
Destaca el papel fundamental del habla para la formación de procesos mentales. Su teoría dice que el habla tiene dos funciones:
- La comunicación externa con los demás.
- La manipulación interna de los
pensamientos de las personas consigo
mismas.

Bruner:
Pensaba que la intencionalidad era anterior al periodo sensorio-motor. No se arriesga a caracterizar la intencionalidad como innata.

sábado, 1 de diciembre de 2007

La comunicación

LA COMUNICACIÓN EN NIÑOS AUTISTAS



¿Qué es el autismo?

El trastorno cerebral del autismo empieza en la primera infancia y persiste a lo largo de la edad adulta afectando tres zonas cruciales del desarrollo: la comunicación verbal y no verbal, la interacción social y el juego creativo o imaginativo.

El autismo es la condición más común del llamado grupo de trastornos penetrantes del desarrollo (PDD, por su sigla en inglés). Estos trastornos involucran retrasos en muchas áreas del desarrollo de la niñez. Los primeros signos del autismo se pueden observar generalmente antes de los tres años de edad. Muchos individuos que son autistas también contraen epilepsia, un trastorno cerebral que causa crisis convulsivas, al llegar a la edad adulta. Otras características del trastorno involucran comportamientos repetitivos y ritualistas, movimiento de las manos en forma de "aleteo", correr o girar en círculos, miedo excesivo, heridas autoinfligidas tales como golpearse en la cabeza o morderse, agresión, insensibilidad al dolor, rabietas y problemas para dormir y comer. Las personas con autismo viven una vida normal, pero la mayoría requiere atención y supervisión de por vida.


Leo Kanner identificó por primera vez un caso de autismo en 1943 cuando describió a 11 niños ensimismados que tenían "trastornos autistas del contacto afectivo". Al principio, se pensó que el autismo era un trastorno afectivo, consecuencia de una crianza deficiente por parte de los padres. Esto resultó ser un mito. Mientras la causa sigue siendo un misterio, la mayoría de los especialistas ahora ven el autismo como un trastorno cerebral que hace difícil que una persona procese y responda al mundo. El autismo se ha observado en varios miembros de una misma familia. Por consiguiente, muchos científicos creen que, al menos en algunos individuos, el autismo quizás sea genético. También se han identificado algunos genes que desempeñan una función en la aparición del desorden.

¿Cómo se desarollan normalmente el habla y el idioma?

El período más importante en el desarrollo del habla y del idioma para los seres humanos es durante los tres primeros años de vida, una etapa en la cual el cerebro está desarrollándose y madurando. Estas aptitudes parecen desarrollarse mejor en un mundo que es rico en sonidos, elementos visuales y exposición permanente al habla y al idioma de otras personas. La base de este desarrollo es el deseo de comunicarse o interactuar con el mundo.

Los signos del comienzo de la comunicación ocurren durante los primeros días de vida cuando el recién nacido aprende que el llanto traerá alimentos, consuelo y compañía. El bebé también empieza a reconocer los sonidos importantes tales como la voz de su madre. Según crecen, los bebés empiezan a clasificar los sonidos del habla (fonemas) o los elementos fundamentales que componen las palabras de su idioma. La investigación indica que a los seis meses de edad, la mayoría de los niños reconoce los sonidos básicos de su idioma nativo.

A medida que los mecanismos del habla y la voz maduran (mandíbula, labios, lengua y garganta), los bebés son capaces de controlar los sonidos. Esto empieza en los primeros meses de vida con el "arrullo", una vocalización silenciosa, tranquila, agradable, repetitiva. A los seis meses de edad, un bebé balbucea generalmente o produce sílabas repetitivas como "ba, ba, ba" o "da, da, da". Estos balbuceos pronto se convierten en un tipo de habla sin sentido (jerga) que a menudo tiene el tono y ritmo del habla humana, pero que no contiene palabras reales. A fines del primer año, la mayoría de los niños ya son capaces de decir unas pocas palabras sencillas. Los niños no conocen el significado de sus primeras palabras, pero aprenden el poder de esas palabras en la medida en que las personas a su alrededor responden a éstas.


A los dieciocho meses de edad, la mayoría de los niños puede decir entre ocho y diez palabras. A los dos años, la mayoría junta palabras en oraciones simples como "más leche". Durante este período, los niños aprenden rápidamente que las palabras simbolizan o representan objetos, acciones y pensamientos. También a esta edad juegan a representar a otra persona. A las edades de tres, cuatro y cinco años, el vocabulario aumenta rápidamente, y comienzan a dominar las reglas del idioma. Estas incluyen las reglas de fonología (sonidos del habla), morfología (formación de las palabras), sintaxis (formación de las oraciones), semántica (significado de la oración y de la palabra), prosodia (entonación y ritmo del habla) y pragmática (uso eficaz del idioma).

¿Qué es lo que causa los problemas del habla y del idioma en el autismo?

Aunque la causa de los problemas del habla y del idioma en el autismo no se conoce, muchos expertos creen que las dificultades son producidas por una variedad de condiciones que ocurren antes, durante o después del nacimiento y que afectan el desarrollo del cerebro. Esto interfiere con la habilidad de un individuo de interpretar e interactuar con el mundo. Algunos científicos vinculan los problemas de comunicación a la "teoría de la mente" o deterioro de la capacidad de pensar o de imaginar el estado de ánimo de otro individuo. Conjuntamente con esto, también es un deterioro de la capacidad para simbolizar, tanto al tratar de comunicarse como al jugar.

¿Cuáles son los problemas de comunicación relacionados con el autismo?

Los problemas de comunicación relacionados con el autismo varían según el desarrollo intelectual y social del individuo. Algunos son incapaces de hablar, mientras que otros tienen vocabularios ricos y pueden conversar acerca de temas de interés en gran profundidad. A pesar de esta diferencia, la mayoría de las personas con autismo tiene poco o ningún problema de pronunciación. La mayoría tiene problemas para usar el idioma de manera eficaz. Muchos también tienen dificultades con el significado de la palabra y de la oración, entonación y ritmo.


Los que pueden hablar dicen cosas que, a menudo, no tienen ningún contenido o información. Por ejemplo, una persona autista puede contar, reiteradamente, de uno a cinco. Otros usan la ecolalia, la repetición de algo que se ha escuchado con anterioridad. Una forma de ecolalia, llamada inmediata, ocurre cuando el individuo repite la pregunta que le han hecho, "¿desea algo de beber?" en vez de contestar con un "sí" o con "no". En otra forma de ecolalia llamada retrasada, una personas puede preguntar, "¿desea algo de beber?" cuando está pidiendo una bebida.

Otros usan frases que ya han sido almacenadas en la memoria para comenzar una conversación como, por ejemplo, "mi nombre es Tom", aun cuando estén hablando con amigos o familiares. Otros repiten guiones que han aprendido como aquellos escuchados durante los anuncios de televisión. Algunas personas con un grado mayor de inteligencia pueden hablar exhaustivamente sobre temas en los que están interesados, como los dinosaurios o los ferrocarriles, pero no pueden participar de una conversación sobre esos temas.

La mayoría de las personas con autismo no hacen contacto visual y su atención es deficiente. A menudo, son incapaces de usar gestos como una forma primaria de comunicación, como por ejemplo en el lenguaje a señas, o como complemento de la comunicación verbal apuntando a un objeto que desean. Algunas personas con autismo hablan en un tono de voz alto o en forma similar a autómatas o robots. Comúnmente no son receptivos al habla de otras personas y no pueden responder a sus nombres propios. Como resultado, se piensa equivocadamente que algunos tienen problemas de capacidad auditiva. El uso correcto de los pronombres es también un problema para las personas autistas. Por ejemplo, si se les pregunta, "¿están usando una camisa roja hoy?" responden con, "ustedes están usando una camisa roja hoy," en vez de "sí, hoy estoy usando una camisa roja".

En muchas personas autistas, el habla y el idioma se desarrollan, pero sólo hasta cierto punto, sin alcanzar un nivel normal. Este desarrollo es generalmente desigual. Por ejemplo, el desarrollo de vocabulario en las áreas de interés puede acelerarse. Muchos tienen buena memoria para recordar la información que acaban de escuchar o ver. Algunos pueden leer mucho antes de los cinco años de edad, pero no demuestran comprensión de lo que leen. Otros tienen talentos musicales o una habilidad avanzada para contar y realizar cálculos matemáticos. Aproximadamente 10 por ciento de los autistas muestran aptitudes de genios o capacidades particulares en áreas específicas como el cálculo de calendarios, la música, o la matemática.



¿Cómo son tratados los problemas de lenguaje e idioma relacionados con el autismo?

Ante la sospecha de que exista autismo o alguna otra discapacidad del desarrollo, el médico del niño--pediatra--generalmente lo referirá a una variedad de especialistas, incluido un fonoaudiólogo, que realiza una evaluación integral de la capacidad de comunicación del niño y diseña y administra el tratamiento.


No se ha encontrado un único método de tratamiento para mejorar con éxito la comunicación en todos los individuos que tienen autismo. Se sabe que el tratamiento más efectivo es el que comienza lo antes posible--durante los años preescolares, es adaptado a las necesidades individuales de cada paciente, apunta a mejorar el comportamiento y la comunicación e incluye a los padres o aquellos que cuidan a las personas con autismo. La meta de una terapia debería ser mejorar la comunicación útil. Para algunos, la comunicación verbal es una meta realista. Para otros, la meta quizás sea la comunicación a través de gestos. Otros pueden tener la meta de comunicarse por medio de un sistema de símbolos como, por ejemplo, juntar imágenes. El tratamiento debe incluir evaluaciones periódicas exhaustivas proporcionadas por un individuo con capacitación especial en la evaluación y el tratamiento de los trastornos del habla y del lenguaje, como un fonoaudiólogo. Terapeutas ocupacionales y fisioterapeutas también pueden trabajar con el paciente para disminuir los comportamientos indeseados que podrían interferir con el desarrollo de aptitudes de la comunicación.



Algunos individuos responden bien a los programas de modificación del comportamiento altamente estructurados; otros responden mejor a la terapia domiciliaria que emplea las situaciones reales como base para la capacitación. Otros enfoques, como la terapia musical y la terapia de integración sensorial--la que se esfuerza por mejorar la capacidad del niño de responder a la información enviada por los sentidos--parecen haber ayudado a algunos niños autistas, aunque no existe investigación que compruebe la eficacia de estos enfoques.


Los medicamentos pueden mejorar los lapsos de atención de un individuo o reducir los comportamientos no deseados como el aleteo con las manos, pero el uso a largo plazo de esta clase de medicamentos no es recomendado debido a sus efectos colaterales. No se han encontrado medicamentos que mejoren específicamente la comunicación en las personas con autismo. Los suplementos minerales y vitamínicos, dietas especiales y la psicoterapia, también han sido usados, pero no existe documentación suficiente que compruebe su efectividad.


MARTA RAMOS/ALICIA ENTREMONZAGA


El tiempo que los niños ven televisión se relaciona con problemas conductuales

Si su hijo que está aprendiendo a caminar ve mucha televisión, apáguela ahora y ahórrese muchos problemas en el futuro.

Esa es la conclusión de un estudio reciente que sugiere que los efectos negativos de ver mucha televisión a una edad temprana sobre los niños pueden ser vencidos al limitar el tiempo frente a la pantalla antes de los 6 años de edad.


El estudio no confirma que la televisión sea en realidad mala para los niños pequeños. Tampoco muestra de manera exacta qué extensión de reducción ayudaría a los niños expuestos a mucha televisión al comienzo de sus vidas. Aún así, la autora principal, Kamila Mistry, candidata doctoral de la Escuela de salud pública Bloomberg de la Johns Hopkins dijo que sí plantea un caso contundente de una diferencia "significativa" en los problemas conductuales de los niños según la cantidad de horas que ven televisión.


"Nunca es demasiado tarde. Es un mensaje importante tanto para los padres como para los pediatras, que exhorta a los padres a apagar el televisor y pensar en actividades alternativas para los niños".

La televisión, por supuesto, ha sido culpada durante mucho tiempo de diversos problemas en los niños, desde letargo y obesidad hasta una disminución en la atención. La American Academy of Pediatrics exhorta a que los niños menores de 2 años no vean nada de televisión y señala que los niños mayores no deben ver más de dos horas al día.



¿Por qué estudiar a los niños y a la televisión una vez más? Según Mistry, el estudio reciente es inusual porque siguió a los niños a través del tiempo, desde los 2.5 hasta los 5.5 años, y midió los efectos de cambiar los niveles de uso de la televisión.
Los investigadores observaron los resultados de encuestas de 2,702 familias que se inscribieron en un estudio nacional entre 1996 y 1998. Los niños recibieron seguimiento desde el nacimiento hasta los 5.5 años de edad.
El veinte por ciento de los padres dijo que sus hijos veían al menos dos horas de televisión al día tanto a los 2.5 como a los 5.5 años. Cuatro de cada diez niños tenían un televisor en su habitaciones a los 5.5 años de edad.


Incluso cuando los investigadores ajustaron los resultados del estudio para tomar en cuenta factores como los ingresos y la "participación de los padres", encontraron que los niños que veían dos o más horas de televisión al día a ambas edades eran más propensos a sufrir de problemas de sueño, atención y conducta agresiva, y de "externalizar conductas problemáticas".


Además, lo que veían más TV tuvieron más problemas en su trato con los demás con el tiempo.


Pero los niños que reducían las horas de TV entre las dos edades no tenían una mayor probabilidad de problemas sociales o conductuales.
ALICIA ENTREMONZAGA/MARTA RAMOS