¿Son más listas ellas y más nobles ellos? ¿Son más rebeldes los niños y más dóciles las niñas? ¿Hay algo de cierto en estos tópicos o se trata de estereotipos sexuales sin fundamento?
¿Es lícito generalizar sobre el comportamiento distinto de los niños y las niñas? ¿Cuáles son las diferencias innatas, congénitas, entre niños y niñas?
Tienen órganos sexuales distintos y alguna diferencia mínima. Muchas veces un niño y una niña se parecen más entre sí que un niño con otro niño o una niña con otra niña.
- Ciertas diferencias hormonales y cerebrales hacen que los varones sean algo más grandes, pesados y fuertes que las niñas. Además, tienden a movimientos corporales más amplios.
- Las niñas suelen tener una mayor coordinación física y un desarrollo más precoz,
sobre todo en el lenguaje. Se calman con más facilidad de sus rabietas y son algo más expresivas en los gestos y en el habla.
PEQUEÑAS DIFERENCIAS INTELECTUALES
Algunas personas tenemos la edad suficiente para recordar, de nuestra infancia, otros tiempos en los que se afirmaba con naturalidad que los hombres eran superiores. Hoy los tiempos han cambiado, y no hay tertulia radiofónica en la que algún tertuliano «políticamente correcto» no suelte aquello de «claro, como las mujeres sois más inteligentes...», ante el asentimiento complacido de las aludidas. No se dan cuenta de que están creyéndose otra estupidez equivalente y simétrica a la que se mantenía hace años, sin datos reales que sustenten ninguna de las dos.
Las niñas, y más tarde las mujeres, son superiores en fluidez de lenguaje, lo que se relaciona con su más precoz aparición y desarrollo del habla, pero no son superiores en riqueza de vocabulario, ni en comprensión y razonamiento verbal, habilidades que incluso a veces sobresalen en los chicos.
Los niños tendrán mejor razonamiento aritmético, pero las niñas les superarán en cálculo numérico. Los varones destacan en el amplio campo de las aptitudes mecánicas y espaciales, así como en los grandes movimientos corporales (coordinación dinámica general).
Las mujeres les aventajan en destreza manual, con un mejor control de la muñeca y los dedos (motricidad fina); por eso las niñas aprenden a vestirse antes y mejor que los niños y les superan abrochando botones, haciendo nudos y, en general, en tareas que requieren destreza y rapidez con las manos. También son mejores en la percepción rápida de detalles y en tareas que requieren cambios frecuentes de atención, así como en ciertos tipos de memoria.
LA INFLUENCIA DE LAS ENSEÑANZAS PATERNAS
La investigación sobre las diferencias innatas entre niños y niñas se ha llevado hasta los laboratorios de psicología experimental. Sin ningún condicionamiento previo, los bebés varones en edad de gatear se dirigen espontáneamente hacia los cochecitos de juguete y les prestan más atención que las niñas. En cambio, ellas se dirigen más hacia los muñecos que los niños.
En otro laboratorio de comportamiento infantil se eligió a un grupo de jóvenes madres y se las hizo jugar con bebés desconocidos para ellas. Estas mujeres, a los bebés vestidos como niños les ofrecían herramientas de juguete y les animaban a portarse con energía. Por el contrario, a los bebés vestidos como niñas les ofrecían muñecas y las elogiaban por ser guapas. Y algo más: si el pequeño mostraba una conducta corporalmente vigorosa, las madres respondían con otra aún más vigorosa, pero solo si el bebé se les había presentado como niño.
Entonces, ¿hasta qué punto se puede afirmar que las diferentes preferencias que se apuntan en niñas y niños de un año de edad son de nacimiento? ¿No estarán, al menos en parte, reflejando los aprendizajes recibidos de sus padres ya desde que son bebés? Los investigadores así lo creen. Las ideas sobre masculinidad y feminidad guían la conducta de las madres con sus bebés de pocos meses de edad.
El modo de comunicarse con ellos parece diseñado para preparar su entrada en el mundo, equipados con los comportamientos y actitudes que se esperan para cada sexo.
Por mucho que creamos que vemos a la gente imparcialmente, todos tenemos, sin darnos cuenta, una tendencia sexista. Esta tendencia podemos haberla adquirido de la forma como la sociedad esteriotipa los sexos o simplemente de asociaciones que hayamos formado respecto a cada sexo. Sea cual sea su origen, lo cierto es que estas tendencias nos llevan a reaccionar de forma diferente con cada persona, según sea su sexo.
EL PAPEL DE PAPÁ
A los padres parece preocuparles incluso más que a las madres el que los niños se comporten del modo supuestamente adecuado a su sexo.
En general son más sociables, complacientes y afectuosos con las niñas, mientras que son más autoritarios y controladores con los varones y se ocupan más de los avances intelectuales de estos.
Los padres tienen en su mente la idea de que los chicos son mas salvajes que las niñas y por tanto necesitan mas restricciones.¿son ciertas estas suposiciones?¿Han fomentado los padres inconscientemente, este salvajismo en sus hijos, o les han impulsado a asumir mas riesgos y se ven ahora castigándolos mas a menudo? Por supuesto existe la opinión contraria que los niños son por naturaleza menos empáticos que las niñas y por eso son menos sumisos socialmente, menos habilidosos para captar pistas sociales de los limites y como consecuencia, reciben mas castigos.
Hay pruebas que demuestran que por lo general fomentamos el que los niños sean menos emotivos y más independientes que las niñas con mensajes como:
-¿Quién es un chico fuerte? .Bien hecho
-¡Que fuerte eres! ¡Mira que músculos! Tú puedes hacerlo
-¿Quieres probar un poco mas arriba? Venga eres un chico fuerte y valiente
-¡No llores!, los hombres no lloran
-¡No seas nena! ¡Deja de llorar, ahora me tengo que ir!
Son expresiones que los padres utilizan más con sus hijos que con sus hijas. Especialmente los padres son menos condescendientes con la dependencia emocional de sus hijos. Aunque hay pruebas que demuestran que, en general. Los padres tratan de distinta manera a sus hijos según sea su sexo, existen también estudios sistemáticos que demuestran que hay mas semejanzas que diferencias en el tratamiento de los hijos por parte de los padres. Por ejemplo, no hay diferencias en la cantidad de calor, responsabilidades, charlas o restricciones que les dan. Tampoco en el apoyo que les ofrecen. También hay pruebas que demuestran que los padres dedican mas energía a fomentar la empatía en sus hijos que en sus hijas. Por ejemplo, las madres pasan mas tiempo copiando expresiones faciales de su bebé si es un niño que una niña. Es difícil correlacionar esta evidencia de la superioridad femenina en la empatía con los dos estilos de ejercer su tarea de padres.
Las madres hablan a sus hijas con palabras más emotivas que a sus hijos. Veamos estos ejemplos de madres hablando a sus hijas:
-Que amable has sido haciendo esto para mi
-A lo mejor no ha querido jugar contigo porque cree que tu mejor amiga es Elena.
-¿Por qué no la invitas este fin de semana y la haces sentir como una amiga especial
para ti?
Las madres también utilizan conversaciones orientadas mas a otras personas con sus hijas cuando han hecho algo mal. Por ejemplo:
-¿Cómo crees que se sentirá?
Las madres también utilizan conversaciones orientadas mas a otras personas con sus hijas cuando han hecho algo mal. Por ejemplo:
-¿Cómo crees que se sentirá?
-Imagínate que te hubieras ido tu con otra amiga.¿como te sentirías?
Estas diferencias en el estilo de conversaciones podrían llevar a las chicas a desarrollar mejor empatía que los chicos. Pero Maccoby resalta que puede que eso no sea el resultado del sexismo inconsciente de las madres, sino que es mas bien un reflejo de lo que una madre ve que su hijo es capaz de entender.
Al ser más cariñosos y bondadosos con las hijas, los padres pueden estar limitando el desarrollo social y emocional de los varones. Y al preocuparse más del desarrollo intelectual de estos, están dándoles a las niñas el mensaje de que no se espera gran cosa de ellas en el plano intelectual.
Estas diferencias en el estilo de conversaciones podrían llevar a las chicas a desarrollar mejor empatía que los chicos. Pero Maccoby resalta que puede que eso no sea el resultado del sexismo inconsciente de las madres, sino que es mas bien un reflejo de lo que una madre ve que su hijo es capaz de entender.
Al ser más cariñosos y bondadosos con las hijas, los padres pueden estar limitando el desarrollo social y emocional de los varones. Y al preocuparse más del desarrollo intelectual de estos, están dándoles a las niñas el mensaje de que no se espera gran cosa de ellas en el plano intelectual.
Pero todas las personas combinan atributos masculinos o femeninos, por lo que hay que empezar a evitar con nuestros hijos los estereotipos de sexo cuanto antes:
· Debemos comprar los juguetes sin prejuicios: muñecos para que los niños puedan
jugar a ser padres si les place, y coches, balones... tanto para ellos como para ellas.
· Dejar que tengan amiguitos de ambos sexos.
· Vestirles con una amplia gama de colores, evitando la tradición del rosa y azul.
· Hacer elogios no convencionales: «qué valiente eres» (a la niña), «qué amable
eres» (al niño).
Aceptar, reconocer y valorar, tanto el propio sexo como el otro, es un proceso esencial para la vivencia y la expresión de la sexualidad. Es importante que niños y niñas aprendan a aceptar que hay dos sexos y a no hacer de ello motivo de discriminación o de desigualdad.
Es importante, por tanto, ayudarles a reconocer y valorar, no sólo lo que son y hacen los hombres, sino también lo que son y hacen las mujeres. Para ello es necesario que las educadoras y los educadores den el mismo valor a las aportaciones de ambos sexos. Hay muchas formas de tratar esta cuestión, por ejemplo, preguntándoles ¿qué han aprendido de mamá o de la abuela?, ¿en qué trabaja mamá?, ¿quién les enseñó a hablar, cambiarse de ropa, ponerse los zapatos, caminar, etc.?; de modo que entiendan que el trabajo no es sólo el trabajo remunerado y que reconozcan todas estas tareas como fundamentales para su propio crecimiento.
Es importante, por tanto, ayudarles a reconocer y valorar, no sólo lo que son y hacen los hombres, sino también lo que son y hacen las mujeres. Para ello es necesario que las educadoras y los educadores den el mismo valor a las aportaciones de ambos sexos. Hay muchas formas de tratar esta cuestión, por ejemplo, preguntándoles ¿qué han aprendido de mamá o de la abuela?, ¿en qué trabaja mamá?, ¿quién les enseñó a hablar, cambiarse de ropa, ponerse los zapatos, caminar, etc.?; de modo que entiendan que el trabajo no es sólo el trabajo remunerado y que reconozcan todas estas tareas como fundamentales para su propio crecimiento.
ALICIA ENTREMONZAGA
4 comentarios:
Muy bien desarrollado, me han llamado la atencion los ejemplos de las atenciones respectivas a niños o a niñas, vais progresando cada vez mas felicidades, un abrazo desde MAgis ED fisica!
hola!
el tema me ha hecho reflexionar y mencionar varios puntos que he destacado en la WebCT. Si puedes lee mi comentario en la WebCT y los comentarios de las demás chicas, que son igual de interesantes.
Saludos!
Bueno, el tema que tratas tiene mucha importancia en nuestra sociedad donde hay una marcada diferencia de sexos.
Me ha gustado la cantidad de ejemplos que has puesto, muy bien.
Este tema requiere una educación en valores desde la escuela, donde este presente en todo momento la igualdad, el respeto y la participación conjunta de los dos géneros.
Felicidades por el blog
Eva garcia Ramo 1º infantil
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